En Mi Silencio
Ya no sé si me gusta pisar las hojas que dejaron arboles desnudos y sin color. Ya no crujen mojadas por la niebla de la noche, se ha silenciado el suelo a mi paso.
Húmeda alfombra que esconde el camino que sigo y que a pesar de la claridad reconozco estar perdido.
No es la niebla, no es el día, no es el silencio, ni el frio lo que me guía. No es la noche, no es la tristeza, no es la alegría.
Es la incertidumbre de saber que no se nada, es la necesidad de encontrar respuestas a las pisadas ya dadas. Es saber desde donde arrastro las equivocadas, o donde hallé o estarán las acertadas.
Porque en esta alfombrada hojarasca no se quedan las huellas grabadas. Solo el silencio de la incomprensión te deja el corazón a oscuras, de niebla, de dudas, y en secas ramas puntiagudas las venas de mi cuerpo acaban.
De nada sirve mi corazón apasionado y ardiente si mi sangre se ha quedado helada.
Por eso hoy ya no diré nada, guardare silencio y en él me cobijaré, en su sombra viviré. Ahí me llegan las palabras, ahí caen como hojas secas. Es el mejor lugar mi silencio.
A ver si me habla, a ver si me grita… Algún motivo, alguna razón, alguna respuesta, alguna canción, alguna tristeza, alguna ilusión, alguna lección, para esta absurda y cruel incomprensión del que soy preso.
Félix Moratilla
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