Plumas al viento
Hoy puede ser un buen día para reflexionar sobre algunas de nuestras actitudes.
Somos muy dados a chismorrear, hablar de los demás, juzgando desde parámetros adquiridos, por envidias, inseguridad, falta de autoestima, complejos y sobre temas o personas que desconocemos. Desde esos prejuicios que nos hacen creer que nuestra percepción es la única verdad, dando valor a lo que nos cuentan aquellos que son igual que nosotros, olvidando que generalmente las apariencias engañan y que detrás de cada historia existen motivos y razones que no tenemos por qué entender.
Cada vez que escuchamos y hablamos de los demás es como echar “plumas al viento”.
Hay un antiguo cuento judío que ilustra los tristes efectos de los chismes. Aunque existen diversas versiones, todas vienen a decir lo siguiente:
Había una vez un hombre que estuvo contando mentiras acerca del sabio del pueblo. Con el tiempo, aquel chismoso se dio cuenta de que había actuado mal. Fue a pedirle perdón al sabio y le preguntó cómo podía corregir su error. El sabio le pidió una solo cosa: tenía que agarrar una almohada, abrirla con un cuchillo y esparcir al viento las plumas que tenía dentro. El chismoso se quedó extrañado, pero decidió complacerle. Luego volvió a ver al sabio y le preguntó:
-¿Ya estoy perdonado?
-Primero tienes que ir a recoger todas las plumas -respondió el sabio-
-¡Pero eso es imposible! El viento ya las ha dispersado -protesto el chismoso-
-Pues igual de imposible es deshacer el daño que has causado con tus palabras -concluyó el sabio-
Felix Moratilla
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Muy buena entrada.
Entre ese cuento judío, y la moraleja de los tres filtros de Sócrates, se terminarían los cotilleos a nivel mundial.
Saludos.
Tienes razón. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Yo vivo en un pueblo pequeño y los chismorreos son algo cotidiano. Nadie conoce la realidad de nadie, pero todos comentan lo falso de lo verdadero, porque se inventan hasta las historias que cuenta. Esta gente supongo que se aburre. Voy a ponerlos a romper almohadas con plumas y luego que las recojan, es buena la idea. Besos a tu alma.
🙂 Me parece bien, o mejor aun… Pega en cada esquina el cuento, en cada puerta, en cada calle, así de forma anónima.
Jajajajaja, muy buena idea jajajajaja
🙂
Muy buena entrada!!. Y llena de verdad
Gracias Cristina. Un abrazo inmenso
Incluso para aquellos que dicen que las plumas no pueden hacerles cosquillas pueden ser agraviados de manera irreparable. Deberíamos ser conscientes del daño que podemos hacer. Saludos!
De eso se trata, de hacernos conscientes de que tenemos una responsabilidad con la vida. Un abrazo y muchas gracias.
Excelente!!!
Gracias. Un abrazo
Reblogueó esto en EL ECO DE TUS PALABRAS.
Gracias TQ
Otro buen ejemplo, otra oportunidad más para ser conscientes. Gracias por enriquecer el sentido de la vida.TQ
Gracias a ti. Un beso TQ
Félix, demasiadas plumas x el mundo, no siendo este un gallinero particular.
No crees?
Bonito y realista tu post d hoy.
Estaría genial, q la gente q dice leer mucho, dedicara el mismo tiempo , a entender lo q lee.
Demasiadas como dices. Tienes toda la razón de las personas deberíamos hacernos conscientes de esta realidad, ya que se tiene la idea de que después pidimos perdón y todo queda soliucionado.
Aunque es un gesto que demuestra humildad y arrepentimiento,mejor pensar las cosas antes de hacerlas, pero como todos podemos equivocarnos, al menos saber que si pedimos perdón, es con el fin de no volver a repetir.
Muchos son los conceptos que tenemos respecto a muchas situaciones y circunstancias de la vida. Gracias por tus palabras y gracias por leer. Un abrazo inmenso.
Era sabio y no se enfadó, simplemente demostró que daño que le había hecho….Buen cuento y buena moraleja. Un saludo.
Una buena lección. Un abrazo y muchas gracias
Muy buena lección…
Lo es. Gracias y un abrazo
Por nada!
Saludos.
¡Buena historia!, No la había oído. Lacónica pero exacta.
Un saludo.
Supongo que para eso están este tipo de parábolas. La cuestión es hacernos conscientes. Un abrazo y gracias
Así es. Un abrazo.