Madre – Madre
Madre solo hay una, da igual si te tuvo o no en su vientre, madre es la que entrega gran parte de su existir y la pone a tu disposición. Madre es la que no duerme, la que no descansa ni un solo minuto, la que quisiera tus pesares y tus dolores, la que haría y hablaría por ti. Madre es protección, ejemplo, total entrega desinteresada. Madre es la que daría su vida entera por la de sus hijos.
Lo harán mejor o peor, intercederá en mayor o menor medida en los asuntos que solo a sus hijos concierne, pero es algo que hace de forma natural, sin segunda intención y cuyo motor olvidamos, Amor.
“Madre” es el sinónimo de Amor, de ese Amor incondicional con el que nada ni nadie te lastimaría, nada ni nadie detendría su osadía y valentía si de salvarte del peligro, de la enfermedad, de la adversidad se tratara, sin valorar en absoluto su vida ante la tuya. No duda, no teme, no se pregunta, no se cuestiona que debe hacer porque sencillamente su más fiel naturaleza lo sabe.
No es difícil observar de qué forma cambia su vida desde el momento en que una mujer es concebida, desde el momento de aun sin haber concebido, ven en sus brazos a la criatura por la que lucharán hasta la muerte. Nada existirá en sus manos que resulte más importante que la ternura que inspiramos nos sea devuelta con mucha más dulzura. Nunca habrá en el mundo hombre o mujer, que sea amado como solo sabe hacerlo una madre.
Madre que alfombra el paso de todos aquellos que descalzos andamos por la vida, madre que si teme a la muerte no es por ella sino por ti, madre que nació para quererte, para enseñarte los primeros pasos, en el suelo, en la escuela, en el trabajo, en el sin vivir que sin querer despliega cada día sin pedir nada a cambio.
Madre es la que cuando te mira y te escucha sabe lo que quieres, lo que necesitas. Escucho tu llanto y lo hubiera reconocido entre tantos….
Madre es la que, con su ciego Amor, te dará la razón, aunque no la tengas, pues te dio la vida, los néctares y juventud de su cuerpo, el sacrificio de tu alimento, las horas de sueño en noches de enfermedad, de fiebre e inquietos.
Madre es la que te enseño la luz de este mundo y te regalo los colores con los que pintar tu vida, lo que hoy conocemos, y mucho más, la oportunidad de valorarla de forma que si eres mujer sepas ser madre, y si eres hombre cuides, ames, protejas, abraces, respetes, ensalces la razón por la que tus ojos, manos y pies te llevan de su mano por la vida y que aunque no sea madre, nunca dejará de ser mujer.
Esta canción De Marco Antonio Solis y este poema de Alfredo Espino, son para todas las madres del mundo, incluso para la que, sin serlo de alguien puede serlo de todo pues madre del Amor se siente.
Insignificante comparado con lo que realmente mereces.
Felix Moratilla
Manos las de mi madre, tan acariciadoras,
tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras.
¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas son las que aman,
las que todo prodigan y nada me reclaman!
¡Las que, por aliviarme de dudas y querellas,
me sacan las espinas y se las clavan en ellas!
Para el ardor ingrato de recónditas penas,
no hay como la frescura de esas dos azucenas.
¡Ellas cuando la vida deja mis flores mustias
son dos milagros blancos apaciguando angustias!
Y cuando del destino me acosan las maldades,
son dos alas de paz sobre mis tempestades.
Ellas son las celestes; las milagrosas, ellas,
porque hacen que en mi sombra me florezcan estrellas.
Para el dolor, caricias; para el pesar, unción;
¡Son las únicas manos que tienen corazón!
(Rosal de rosas blancas de tersuras eternas:
aprended de blancuras en las manos maternas).
Yo que llevo en el alma las dudas escondidas,
cuando tengo las alas de la ilusión caídas,
¡Las manos maternales aquí en mi pecho son
como dos alas quietas sobre mi corazón!
¡Las manos de mi madre saben borrar tristezas!
¡Las manos de mi madre perfuman con terneza!
Alfredo Espino.
Me encanta 👍👍👏👏👏👏
Me alegra. Gracias
Reblogueó esto en EL ECO DE TUS PALABRASy comentado:
Grande Félix. Gracias
Muchas gracias Ana 🙂
Y nunca se sabe con más certeza lo que es la madre, hasta que la vida te la arrebata. Y tanto da, si entonces tienes siete como setenta años.
Cierto
Gracias