Al Encuentro del Alma II
… Y en el ocaso de este día, en el lugar que me aleja del mundo, en la sensación que me embarga, solo quiero plasmar lo que se deja sentir desde dentro y cuyo único contacto, son mis sentidos. Ellos transfieren, viajan a través de mis nervios, de mi sangre, con un mensaje indescriptible, hacia el centro justo de mi pecho. Mis manos junto a las suyas, sintiendo sus dedos, sus cuidadas uñas, su caricia más suave, su tierna feminidad. El contacto de su cálida y fina piel en las mías. Apoya su cabeza en mi hombro descansando en mí, silenciosa, abstraída.
Necesita ese silencio, pues no piensa, siente. Mi cara apoyada en su pecho escucha la percusión acelerada de su corazón. No hay lugar, ni espacio para las palabras, solo el silencio que todo sublime instante necesita para existir, para ser escuchado.
Y su mirada, esa mirada profunda, que inunda de vida a sus ojos, donde yo me veo reflejado y tan pequeño. Mientras los suyos y los míos hablan, entienden el sutil lenguaje, traspasan una dimensión más allá de lo físico, su mensaje es puro, no existe mentira en su calma, en su trasparencia, al decirse todo, sin necesidad de abrir la boca.
Por el momento, solo abiertos a la belleza de las pequeñas cosas que nos rodean, sencillas, naturales, solo eso somos capaz de escuchar, levantando la mirada en reconocimiento de su presencia, como un pajarillo en su rama, un alegre correr del agua en la fuente cercana, observar la mágica luz de la luna, de las parpadeantes estrellas. Es el guiño del Universo, para hacernos sentir diminutos, cuando más grandes somos.
Después, ya nada tiene lugar, nada es capaz de irrumpir entre nosotros, ajenos a otras miradas, ajenos a comentarios. Yo solo contemplo su rostro y ella se deja mirar, mientras me observa haciendo bailar sus ojos. Al verme dentro de su mirada, despierta mi cuerpo, con la intención de penetrar aún más. Necesita sentir una más profunda conexión. Momento que se deja sentir con un ligero temblor, hasta hacerme parecer torpe, borracho, embriagado del salvaje elixir del Amor.
Instante de estremecerse y estremecerme, ante la suplica de su mirada pidiendo más, ante la caricia suave de su pelo, ante la humedad ardiente de su boca, sin respirar apenas cuanto más quiero. Nada importa, ella me da la vida, ella me la quita, cuando ella quiere, con su jadeo excitado.
Como un volcán despierta la necesidad de encontrarnos en la ceguera de la pasión, de entregarse, de abandonarse a todo. Necesidad imparable, incontrolable, de que ambas Almas se Hablen. No existe mundo que acoja el momento, no existe momento que respete a este mundo, no existe nada que turbe este encuentro. Desaparecidos, solos, los dos, nada más ya existe a nuestro alrededor.
Ella me colma, yo la adoro como Diosa de mí más intimo Ser. Estado de mutua plenitud, de dar, de entregar la llave de nuestros corazones. Su pecho en el mío, mi pecho en el suyo, tan pegados nuestros labios que hasta la nariz estorba. Instante sagrado, culminación de sentidos que se desbordan, incapaces de aguantar, de quedar encerrados, inundados del deseo por dejar salir de nuestro sexo, la caudalosa esencia de nuestra vida.
Entrelazados los dedos, mientras nuestros cuerpos se abandonan al placer inmenso de ser y sentirse dos en uno, porque ahora nuestras Almas se han encontrado y por fin se tocan.
Felix Moratilla
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Reblogueó esto en EL ECO DE TUS PALABRASy comentado:
Que belleza Felix. Que descripción de algo desde tu sentir. Gracias TQ
Gracias c… TQ