Identifica A Tu Mayor Enemigo
El comportamiento humano va a depender inequívocamente de la prioridad que implante la mente. La razón traiciona al corazón, el corazón traiciona a la razón. ¿Quién traiciona o manipula a quién?
Ninguno posee la capacidad de traicionarse mutuamente.
Nuestra mente es consciente de lo que vemos, de lo que sentimos, y reacciona. Es la mayor máquina de creación y destrucción. En décimas de segundo es capaz de cuestionar, juzgar, opinar y actuar, pero teniendo en cuenta los millones de parámetros que a lo largo de la vida ha ido grabando, y aprendiendo. La mente, utiliza lo necesario, dependiendo siempre de las circunstancias a las que se vea sometida. Hayan sido vividas o no, siempre tiene una idea preconcebida, almacenada y utilizará aquello que más le interese ya sea para evadirse o comprometerse. Actuará movido por su primitiva memoria programada desde hace siglos. Lo hace de forma natural motivada para nuestra defensa o supervivencia. Es un instinto implantado, pero no necesariamente acertado a la hora de determinar y valorar una situación. Por esta razón, en la mayoría de ocasiones resuelve de manera equivocada, al dejarse llevar por señales contaminadas y que se ha acostumbrado a creer, influenciado por experiencias que realmente no ha vivido o que escucho de otros.
Claro está que los tiempos han cambiado, hemos evolucionado, vivimos otras situaciones que no son las del homo sapiens cavernícola.
Sin embargo, ahora, en nuestra evolución competimos de forma distinta, más materialista, calculada, interesada y hemos dado un poder excesivo al verdadero responsable de nuestro comportamiento más humano, que no es otro que el EGO.
Dependiendo de lo desarrollado que esté, así serán nuestros actos y por tanto las consecuencias de nuestros actos. Es la trampa mortal del hombre, se nutre silenciosamente de todo lo que desea y cuanto más tiene más quiere. Mal educado, e insaciable, manipula inteligentemente con sus necesidades a la razón según le convenga, haciéndola creer que es por si misma, por si sola, la que domina cualquier situación.
Quien realmente está engañando a la mente y a veces también al corazón es el invisible EGO, haciendo de nosotros seres vengativos, rencorosos, caprichosos, envidiosos, e irremediablemente miedosos, ante la vida y sus circunstancias. Pretende estar en la cima, ser el Dios del cuerpo y desgraciadamente lo consigue en infinitas ocasiones.
No es fácil deshacerse de él, lo verdaderamente importante es empezar a ser consciente de que está ahí para complicarnos la vida. Identificarle, hacerle visible por la mente y por el corazón para buscar en cada momento el antídoto necesario que nos libre de sus mutaciones es una responsabilidad imperiosa. De esta manera terminará cediendo a lo evidente, a la vez que toma fuerza la claridad de pensamiento cuando fluye un sentimiento. Hacerle a un lado, no contar con él, absolutamente para nada, sabiéndonos capaces de ser grandes, tan grandes como nuestra propia mente y con la sensibilidad de un Ángel.
A este pobre desgraciado le estuvimos enseñando desde que éramos pequeños la forma de conseguir todo lo que pudiera satisfacerle, haciéndonos creer que su satisfacción era la nuestra. Nada más lejos de la verdad.
Ciertamente vivimos enjaulados en las mismas jaulas que nosotros mismos hemos creado, debemos comportarnos de una determinada manera para ser aceptados, amados, y respetados por todos los demás. Todos buscamos lo mismo, pues todos alimentamos al mismo. La hipocresía es la consecuencia de un EGO bien alimentado y por tanto es la mentira permanente del ser humano.
Ser uno mismo es posible. Desnudarse ante el mundo es dejar de preocuparte por lo que puedan opinar los demás, dejar de preocuparte por ser aceptado, mostrar un desinterés total por el juicio de los otros y dar volumen al sentimiento que continuamente renace en cada uno de nosotros.
Se abrirá entonces ante nosotros un horizonte clarividente a nivel mental que el hombre está necesitando para pegar el gran salto y deshacerse de su parte más crecida de instinto animal. Así podremos evolucionar como seres algo mejores, más objetivos y consecuentes con el medio que nos rodea y aceptándonos a nosotros mismos desde nuestra auténtica y verdadera libertad.
Cada una de estas palabras es una hilacha, es una ramita, en la construcción del nido donde irremediablemente nacerán de la mano el Amor, la comprensión, y el respeto que estamos necesitando para los demás.
No pretendo parecer ser más listo que nadie y tampoco dar a entender que lo tengo todo controlado, pues precisamente mi vida es la mejor prueba del desastre que estoy hecho. Claro que, debo reconocer que ese desastre de vida, que es mi propia vida es necesariamente la que me obliga a buscar las herramientas necesarias para intentar al menos sentirme en paz y con el sosiego justo.
Disponemos de todas las herramientas a nuestro alcance, solo tenemos que utilizarlas, dejando a un lado los miedos que derivan de no poder controlar aquello que queremos tener siempre controlado.
Todo lo que no se encuentra en nosotros, todo lo que nos viene de afuera es posiblemente nos resulte incontrolable. Sin embargo, si podemos ser dueños del control de las consecuencias de aquello que termina afectándonos de una u otra forma.
Nosotros no podemos controlar el Universo, ni apagar el sol, ni la rotación de la tierra. Simplemente asumimos que esto es así e inmediatamente nos olvidamos de ello al razonar que es algo perfectamente equilibrado y que su funcionamiento escapa a nuestra razón y por tanto a nuestro control. De igual forma tenemos que ser conscientes y aceptar que existen infinidad de acontecimientos en la vida que no podemos controlar, pero si, todo lo que para nosotros puede representar ese hecho y la manera en que pueda afectarnos.
Asumiendo esta realidad enseguida nos damos cuenta de que nuestra imperfección resulta sencillamente perfecta, pues los sentimientos de aquí nacidos han sido engendrados desde la libertad de nuestra mente.
El Amor, el llanto, el sufrimiento y la felicidad están en nosotros mismos, pero tenemos cerradas las puertas al permitir tener las llaves al ambicioso “EGO”.
Para mí no deja de ser un auténtico enigma en el que la mayoría de las veces me siento perdido, confundido y deslumbrado por la majestuosidad de tan variadas experiencias que esta vida impone.
Soy consciente de la ceguera que me proporciona mi falta de atención para determinadas materias que inevitablemente están ahí, que acompañan mi vida, pero eso no deja de ser un reto continuo en busca de explicaciones que no siempre me llevan a conclusiones satisfactorias, precisamente por tener que enfrentarme a mi mal acostumbrado Ego.
Ser consciente de estar despierto mientras sueño, no es más que la metadona necesaria para poder sobrellevar el síndrome de abstinencia que provoca el intentar ignorar mi ego.
No, no es fácil, pero al menos tengo la certeza de no estar tratando con algo imposible, “Lo he identificado” y lo que es más importante los beneficios podrán disfrutarlos no solo el que esto escribe, sino todos cuantos le rodean.
Tengo a mi favor una gran ventaja y es ver en la mirada de los ojos que me escuchan la ventana desde donde se asoma su Alma, siendo su voz cuando me habla, quien me da a conocer su sonido más profundo y verdadero. Su tono puede o no estar afinado con el mío. Esto no me hace superior a nadie, esto solo marca una diferencia desde la esencia interna más sutil.
Claro que puedo equivocarme, pero difícilmente ocurre si se comunican desde aquí y su autenticidad estará por siempre garantizada. Consideras entonces a alguien “especial” porque sencillamente es diferente a la mayoría y se ha despojado de aquello que atenaza su vida y que habita en cada uno de nosotros. Está siendo fiel a si misma, los prejuicios los ha identificado y por tanto no existen barreras que retirar ni levantar.
Todo cuanto sucede en nuestra vida está motivado por alguna razón que desconocemos y todo lo que hacemos tiene siempre unas consecuencias. Vamos a observar con atención de donde nacen los impulsos que nos mueven y descubriremos realmente quienes y como somos.
Félix Moratilla Mayo de 2003
Muy bueno, como siempre!
Saludos,
Antonio.
Gracias Antonio. Saludos
Reblogueó esto en EL ECO DE TUS PALABRASy comentado:
Magnifica reflexión Félix. Como siempre esto necesita alas. TQ
Gracias TQ
mi mayor enemigo soy yo mismo… al igual que mi mayor amigo!!
Cierto. Gracias