La enfermedad, el Amor y la Vida
Permitidme que hoy desee despertar conciencias a través de las palabras de un intimo amigo mio. Alguien muy especial que la vida me regalo. Compartimos muchas ideas y pensamientos. Creo que merece tener un lugar en este blog. Espero que estas letras desempañen de algún modo nuestra forma de mirar y vivir la vida. Gracias querido Alfonso.
Una de las lecciones más importantes que debemos aprender en la vida, es precisamente “Amar la vida” y dentro de este concepto está el “amarnos a nosotros mismos”, pues somos parte viviente de la naturaleza.
En realidad es sencillo entenderlo, lo que pasa es que no miramos hacia atrás y por eso no tenemos la perspectiva necesaria. Me estoy refiriendo -nada más y nada menos- que al instinto de supervivencia, algo que la vida se ha llevado muchos miles de años en crear. Ese instinto está en el inconsciente de cada uno y vela constantemente por la continuidad de la vida, ese es su cometido. No solo nos ayuda a sobrevivir en un mundo hostil, sino que también nos observa a nosotros mismos.
En el inconsciente, además, están instaladas las leyes de la naturaleza. Es fácil deducir que si uno actúa contra esas leyes o contra el instinto de supervivencia, contra su propia vida, o contra la vida en general, de la forma que sea, en el grado que sea, el inconsciente actuará para enseñarnos que “eso no hay que hacerlo”. Es a través de la creación de enfermedades (principalmente) como puede actuar, ya que está conectado al cuerpo físico, lo regula, lo mantiene y también lo supervisa. Puede actuar sobre él, ya sea curándolo o enfermándolo.
El sistema de enseñanza a través de la enfermedad es el sistema clásico de aprendizaje por dolor, es un sistema arcaico, por lo tanto inconsciente y por esta razón no lo entendemos fácilmente a nivel consciente.
La mayor parte de las enfermedades se producen por falta de amor hacia nosotros mismos.
El dolor que acompaña a la enfermedad es una señal que indica el dolor psíquico que sentimos. Al final el cuerpo nos muestra la verdad, lo que ocurre en el cuerpo antes ha ocurrido a nivel mental, solo que el cuerpo lo muestra a nivel simbólico. Lo que no vemos a nivel mental, nuestro cuerpo nos lo muestra de forma simbólica. Para el consciente, esto es un lenguaje difícil de entender, pero el inconsciente (o mejor dicho: el subconsciente), sí que lo puede entender, al igual que entiende toda la simbología, pues es donde se crean los sueños. Entonces podemos aprender interiormente. Esta es la forma habitual de aprendizaje, que venimos utilizando desde siempre, pero es una forma lenta e inconsciente.
El dolor es un “mensaje”, una señal que nos da nuestro cuerpo de que algo no anda bien, pero no anda bien ¿dónde?…. ¡en nosotros, en nuestra mente! Cuando el dolor es intenso nos dobla por dentro, nos hace ceder y eso actúa sobre nuestro ego, rebajando sus niveles. Este es el mecanismo natural de la evolución y funciona así porque es el ego (cuando se hace demasiado fuerte), el que nos causa los problemas, ya que ahí se genera el mal trato y el desamor, y claro el sistema natural de la evolución tiene que impedir eso y enseñarnos que ese no es el buen camino.
En muchos casos nos enfadamos, pero sobre todo nos enfadamos por dentro y esto es lo peor porque podemos llegar a creer que no estamos enfadados (detrás está el ego). A veces el enfado es muy intenso, otras veces dura demasiado tiempo y puede llegar a ser considerado como una emoción normal, formando parte del conjunto de nuestro estado. Entonces el sistema evolutivo (SE) toma cartas en el asunto para enseñarnos a no enfadarnos. En apariencia, casi siempre será un enfado con los demás, pero en el fondo siempre es un enfado con uno mismo (aunque esto no es fácil de reconocer), ya que lo que hay fuera puede ser una proyección de mí. El enfado con uno mismo es una falta de aceptación y por lo tanto de amor hacia sí mismo. Un efecto muy común es el dolor de cabeza.
No son solo los dolores físicos, también los psicológicos o emocionales siguen las mismas pautas. Cuando sufrimos por algo nos estamos tratando mal, no importa el motivo y no importa si tenemos razones o no. A veces se dice que somos humanos, pero eso es una excusa, una justificación, un autoengaño para flagelarnos y torturarnos, una victimización, el ego está detrás. Nuestra naturaleza no entiende eso de que tengamos que “sufrir” por alguna razón. Deberíamos preguntarnos porqué sufrimos tanto ¿por amor quizás……..?. A veces están detrás los apegos, otras veces hay sensibilidades mal entendidas que hemos creado al cabo de nuestra vida y que por lo tanto van en contra de ella y de nuestra felicidad.
Nuestra naturaleza está hecha para ser feliz no para sufrir, pero eso no lo tenemos muy claro. En principio “ser feliz” significa dejar de torturarnos, dejar de hacernos daño de mil y una maneras distintas, unas muy evidentes y muchas otras sutiles, pero que muy sutiles. Para conseguirlo debemos descubrir cuáles son esas formas, pensamientos, emociones, actitudes, etc., que creamos y utilizamos para valernos en la vida, pero que además son dañinas y destructivas para nosotros mismos.
Quizá la forma más destructiva, al menos a nivel físico sea “el suicidio” (que es una victimización), una falta de amor total, pues es lo más opuesto a la vida.
El cáncer es un suicidio indirecto. Uno ha deseado o ha sentido morir con gran intensidad, aderezado con un conjunto de emociones negativas añadidas. Entonces el inconsciente pone en marcha el mecanismo de auto-destrucción (que en el fondo es lo que uno ha querido o deseado) (el cuerpo nos muestra la verdad). Se puede comprender que si uno ha tenido tales deseos y emociones esto es totalmente contrario a la vida. Un detalle muy curioso es que el único órgano que nunca padece cáncer es el “Corazón”, sede del Amor.
Pero a nivel mental también hay muchos tipos de suicidios. Existen muchos tipos de maltrato, todos son suicidios en mayor o menor grado, como pegarse uno mismo un cachete o decirse “soy un inútil”. También existen múltiples formas de victimización, que son mecanismos creados para conseguir un supuesto beneficio, pero con los que pagamos un precio muy caro. Las archi-conocidas “lacras humanas” o pecados capitales. Las actitudes basadas en miedos no naturales. El exceso o la baja autoestima, etc. Hasta llegar a los mecanismos más sutiles, donde empleamos tácticas dilatorias, rechazos, falta de sinceridad, mentiras, autoengaño, manipulación, y egos espirituales.
Los enfados se producen generalmente por no poder conseguir aquello que queremos, en el momento en que lo queremos y no aceptar otra alternativa, o no salirnos con la nuestra. Evidentemente están los egos detrás.
Lo principal es dejar de estar enfadados (ya sea con nosotros mismos o con los demás) creando paz con el perdón y aceptarnos tal cual somos y tal como es la vida. Esto no es un todo o nada, sino que se consigue poco a poco, según se va comprendiendo y tomando consciencia de cómo funcionamos y de las leyes de la naturaleza a las que estamos sometidos.
Para ser felices primero debemos dejar de hacernos daño, que eso ya es amarnos mucho. Después llega la sensación de la felicidad desde nuestro Espíritu, pues es entonces cuando nuestro Espíritu se siente bien.
Alfonso Mulió Sánchez
Reblogueó esto en EL ECO DE TUS PALABRASy comentado:
Interesante. Gracias TQ
Gracias 🙂