Hombres Y Hombres

Hombres Y Hombres

Nunca descansaré si he de recoger los pedazos de mujer que otros hombres van dejando.

Aquellos que viven solo para hacer muescas en su pistola, aquellos de agendas interesadas, aquellos que oprimen y atan y violan y dañan y coartan y manipulan y creen poseer las miradas solo a ellos dirigidas. Confundiendo, germinando el dolor, jugando con lo más escondido del Alma y que creen reconocer temblorosa entre las piernas de una mujer.

Pedazos de carne con ojos inmóviles que solo miran en los espejos la imagen depredadora que despierta sentimientos y después devora.

Aquellos que compran, venden y exhiben sus trofeos vanidosamente, orgullosos de un poder que creen tener, creyendo ser dueños de aquello que les entregan para después salir corriendo y dejar tras de ellos un rastro que difícilmente va a desaparecer, porque son heridas de mujer, mordidas a dentelladas cuando están dormidas y creídas de entregarse y dejarse querer.

Y yo recojo los pedazos del puzzle desordenado de corazones rotos, desmembrados, olvidados, como el que deja caer un jarrón, mirando a ver si les ven, a un lado, a otro, para terminar diciendo;  Yo no he sido, han sido otros…

Porcelana fina que aunque logre de nuevo pegar, dejara grietas donde no se pueden ver, no volviendo a confiar, alejándose, encerrándose en burbujas y levantando muros difíciles de franquear y tan fáciles de entender.

A ellos, hombres que ninguna otra cosa desean más que poseer, con mentiras, con abrazos, con dulzura estudiada y macabra, sin quitarse la careta, para después dejar caer, como quien tira una copa, después de saciar su sed. Pensad por un momento en vuestras madres, en los pechos que succionasteis y en la vida que robasteis, porque eso fue robar. Que fuisteis alimentados para respetar, para no dañar, para amar, porque lo hicieron con amor de verdad e incondicional, como solo ellas saben amar. Vosotros, seres sin escrúpulo, cuerpos que también envejecerán, os veréis solos, y lo que es peor, sin Alma, sin sueños, sin nada que una mujer ya os pueda entregar ni ofrecer.

Las llenasteis de asco, miseria, miedo y desconfianza, desprecio, olvido, si fueron vuestros objetos… ¿qué podéis esperar?….

La vida pasa y sin duda,  te devolverá todo lo que tú has dado. Por un momento párate a pensar,… O sigue así, que antes de lo que esperas, lo verás.

Te lo dice quien ve secarse las lágrimas en mejillas golpeadas, abofeteadas por manos que buscaron el placer de creer dominar al Ser capaz de dar la vida y que se llama MUJER. Cobardes e inseguros que se quitan la vida, pero no se dan cuenta que matar también se mata por mil heridas. Anular, despreciar y dejar sin vida el Alma de una mujer es algo que no se olvida y que arrastran toda la vida.

He visto el miedo en sus ojos, la desconfianza, escudriñar e intentar ver una sinceridad y una verdad que no saben reconocer. Se encerraran en sí mismas resultando imposible que puedan de nuevo creer.

Victimas somos todos imbéciles engreídos, que cuando ya os habéis ido, sigue quedando vacio el nido, en corazones que ven en un hombre, algo muy diferente a lo que nace en el mío.

Sabed una cosa….Aunque exigente y ser consciente de no conformarme en esta vida con cualquier cosa, el añico más pequeño de un corazón por vosotros destrozado, es para mí el verdadero sentido  de mi destino, pues con ellos me encuentro en el camino vestidos de fracaso.

Volver a hacer brillar cada pedazo, a pesar de ser confundido, y de resultar casi imposible, no dejare de luchar, no dejare de intentarlo, porque en lo más intimo de “este HOMBRE” se encuentra la AUTENTICA Y VERDADERA esencia de AMAR y son esos pedazos precisamente, que al encontrarme, me han enseñado. Será que de algún modo, en cada uno de ellos y aun siendo hombre, yo  sigo vivo y amado.

Felix Moratilla

 

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Cordialmente: Felix Moratilla