Una Hora De Feliz Irracionalidad
Ya dedique un artículo a los intereses económicos que mueven el mundo. Una vez mas cambio de horario, dicen que se ahorran no se cuantos millones en dinero y en energía. Sin embargo permitidme que siga teniendo mis dudas, visto lo visto los intereses deben ser muy beneficiosos, independientemente de lo que puedan afectar a nuestra salud, o a nuestros biorritmos. Claro que también podemos pensar que una hora más, una hora menos no va a ninguna parte … Pues esta será mi hora de Feliz irracionalidad.
¿Sabéis?,… a veces me siento tan asqueado de pertenecer a la raza humana que puebla este mundo, al ser “inteligente” y “civilizado”, que me gustaría ser un simple y sencillo gorrión o un jilguero, cuyo diminuto cerebro es del tamaño de un pequeñísimo garbanzo y sin embargo reúne las condiciones necesarias para mantener su instinto de supervivencia.
No es menos cierto que están como todos los seres vivos en constante peligro, cualquier accidente, o envenenamiento por herbecidas y pesticidas que contaminan el agua y su alimento acaban fácilmente con ellos. Nosotros los civilizados e inteligentes humanos, los que estamos en primer lugar en la pirámide de los seres vivos, también podemos perder la vida en un accidente de carretera, o en enfermedades de la misma índole. Todo ser vivo esta expuesto, es ley de vida, es algo natural.
No solo nos auto envenenamos, sino que envenenamos todo cuanto nos rodea y como siempre, pagan justos por pecadores, pero al margen de esto, y sin querer perder el hilo del fin de estas palabras, en cierto modo los envidio.
Veréis, creo que la diferencia esta en la consciencia. Es decir, el hecho de ser consciente de todo cuanto hemos aprendido sobre enfermedades, todo cuanto hemos estudiado sobre todo lo que nos rodea es la única razón que por la que distorsionamos nuestras verdaderas necesidades. El hecho de buscar motivos, razones y el afán por saber mas, nos convierte en seres que no sabemos disfrutar, o este conocimiento no nos lo permite, y mucho menos cuando necesitamos tantas cosas para sentirnos seguros y algunos incluso omnipotentes e inmortales, dependiendo de su economía personal.
Cuando veo a los supermillonarios, con grandes mansiones, coches potentes, patrimonios exagerados, me pregunto si serán felices. Creo que a diferencia de los pajarillos, carecen de de la consciencia que realmente les hace humanos, siendo esclavos de sus pertenencias y ciegos a las demás necesidades de sus semejantes. Yo envidio al pajarillo, pues su instinto es suficiente para sobrevivir, para encontrar alimento, para procrear, para buscar protección en su medio, pero ojo, prevén, catástrofes, se guían en grandes rutas por sentidos que nosotros no tenemos, o sencillamente hemos terminado perdiendo con tanta evolución. Hemos construido aparatos que nos ayudan demasiado a desenvolvernos, ya no sumamos, ni multiplicamos mentalmente, no necesitamos orientarnos tenemos GPS, todo a nuestro alrededor esta hecho, no tenemos que molestarnos por nada. Esto nos hace utilizar cada vez menos nuestro cerebro, nuestras neuronas solo parecen perseguir y maquinar la forma de hacer dinero, por lo que cada vez somos más tontos. Al final creo que hemos empezado a disminuir el tamaño de nuestros cerebros, vamos hacia atrás, según los últimos estudio realizados. Si amigos, nuestra masa cerebral disminuye porque hemos inventado herramientas que lo hacen todo por nosotros, pero al menos me queda la esperanza de que si esto sigue así, probablemente volveremos a ser felices cuando perdamos la racionalidad absurda de la que somos presos y quizás algún día volvamos a poner en práctica nuestros instintos más primitivos, aunque pueda sonar mal, porque lo que hoy vivimos no es supervivencia, es ambición ,y si en nuestra ciega carrera pisamos cabezas, da igual, hemos evolucionado.
Entonces quizás, nos traerán sin cuidado muchas de las cosas que ahora nos preocupan, entre ellas, una hora más o una hora menos, el sol, la noche y las estaciones serán nuestros ciclos, nos adaptaremos a la cruel naturaleza pero siempre será mucho menos traumática que la que hemos inventado nosotros. Nacer, crecer, procrear y morir. Sentimientos ya no tenemos por tanto no estamos tan lejos si es que antes no nos autodestruimos por ambición, poder, e intereses económicos, que es lo que más nos importa.
A veces me siento asqueado por esta civilización en la que vivo, y me encantaría ser una pequeña ave. Si, con mis obligaciones naturales, con mi instinto, pero es que ese instinto tan irracional a veces parece mas racional que nuestra propia racionalidad. Me avergüenzo de ver las cosas que veo y sobre todo ver que quizás la felicidad esta en el desconocimiento de todo. No te preguntas sobre la vida o la muerte, no sabes de enfermedades, no sabes ni debes plantearte nada. Ese estado a veces me llama la atención ante este manicomio en el que vivimos. Ellos, los pájaros se guían por la luz, preparan sus lugares para dormir sin saber que hora es, sin saber si han adelantado o atrasado la hora, eso a ellos les da igual, la luz del sol y la oscuridad de la noche guían sus ciclos de descanso, las estaciones los ciclos de vida, en primavera aumenta los insectos, las flores, es el momento de procrear y alimentar a su prole, en otoño cambian sus plumas para prepararse en invierno, en fin, se acoplan perfectamente al medio para el que han nacido y a mi eso me resulta envidiable.
Lo lamento, pero es así, marcan territorios, la naturaleza es cruel, pelean, luchan continuamente por la supervivencia y nosotros….. Nosotros luchamos cada día por ver de que forma podemos llegar o encontrar la que consideramos una gran dicha, mas posesiones, mas ingresos, mas riqueza material, junto con el conocimiento de saber que nos persiguen cada día mas enfermedades, de las que desgraciadamente, somos conscientes y están ahí, y conocemos las causas y como terminan y como empiezan y a donde vamos a llegar, con mucho o con poco.
Ellos, mis pajarillos viven el día a día, no se preguntan por el mañana, ni se preocupan por nada que no sea su propio presente y creo sinceramente que son felices, por que cantan, porque vuelan en libertad, porque si perecen lo asumen sin mas, como lo que es natural, y natural es que no sepan siquiera que hacen, ha que han venido y porque están en este mundo.
Yo tampoco lo se, pero tengo la responsabilidad de preguntármelo, algo que me obliga a ser consciente de todo y de nada. Lo único que me queda es aprender de ellos a disfrutar de su inconsciente e irracional felicidad, dejando que mi corazón se convierta en mi único instinto, mientras en el mundo, atrasan o adelantan la hora.
Felix Moratilla
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Cordialmente: Felix Moratilla
Muy buena reflexión, Félix, a veces me he sorprendido pensando si este “cerrilismo” imperante en el ser humano se llegará a convertir en verdadera evolución cuando nos hayamos aburrido de ser tan cafres…saludos.
Me parecio una locura, pero aprobeche esa hora loca para soñar a ser feliz como las aves. Gracias