El Collar
La película de “AlaTriste” deja desde mi humilde opinión bastante que desear con respecto a la historia contada en el libro. En este, la narración es muchísimo más amplia, más detallada y rica, ciertos matices no pasan desapercibidos como en la película. Quizás resalta aun más, no solo el detalle histórico, sino la finalidad, y el riesgo de perder la propia vida, por el amor a una mujer.
Esta parte romántica queda reflejada en la película y destacaría de entre todas las secuencias, el momento de la entrega del collar a su amada, enferma, marginada y al borde de la muerte. Para finalizar con un desenlace que determina la entrega de la propia vida del protagonista por honor y por amor.
Las imágenes donde le hace entrega del “collar”, están acompañadas de una música realmente sublime. El compositor de la bellisima Banda Sonora Roque Baños, es capaz de llenar esta imagen de un sentimiento verdaderamente emotivo, hasta el punto de provocar un nudo en la garganta capaz de ahogarte de emoción. Dentro de dicha banda sonora, este tema, tiene por titulo “el collar”. (Podéis ver esta parte en you tuve).
Hoy, pongo ante vosotros esta triste música, cuya pasión desborda con sus notas de guitarra y que realmente transmite mucho más de lo que puede parecer a simple vista. Al menos en mi, evoca la desesperación, la frustración de ese ya, Amor imposible y que el destino junto a sus circunstancias no les ha dejado vivir, pero si morir en el.
En la mayoría de los casos, una imagen vale más que mil palabras, pero si además va acompañada de la música apropiada, puede ser capaz de hacer brotar las lagrimas mas escondidas, por llegar a plasmar sin palabras, un sentimiento tan profundo e intenso, para el que realmente no existen.
De alguna forma, y por eso forman parte de este post, me siento identificado y es por lo que quizás tenga un sentido personal que en nada se acerque a vuestra visión o percepción del que os hablo. Sencillamente esta música me acompaña desde que la escuche por vez primera y se hace presente en aquellos momentos en los que de alguna manera llego a sentir probablemente la misma inspiración que su creador, sintiéndome fielmente identificado con su sonido. Yo la ejecuto infinidad de veces con mi guitarra.
Realmente es triste, no lo dudo, pero fue creada para acompañar unos instantes. Momentos que realmente surgen en mi vida y cada vez que esto sucede, no puedo evitar escucharla. Hoy la comparto con vosotros con el deseo de haceros llegar el sentimiento en el que vivo. No espero que os guste, o que os resulte desagradable, es sencillamente la misma banda sonora que en estos momentos yo estoy necesitando.
Pues quien fuera el collar que pudiera colgar del cuello de la mujer que amas. No por lucir resplandeciente y bello, no por adornar su rostro, pues no lo necesita. No existe perla capaz de nublar semejante belleza. Es por estar en contacto directo con su piel, por estar tan cerca de su pecho que pueda sentir los latidos de su corazón, escuchar su jadeo, sus palabras, su acento y su respiración. No creo que exista mejor lugar.
Quien pudiera ser el collar que de su cuello pudiera colgar, o su pañuelo, o su ropa, el agua que sacia su sed, o el perfume que la acompaña, o su sombra, o su pelo, o sus pies, o su velo, o su aterciopelada piel.
Hago mío el “Poema 5” de Pablo Neruda que describe mejor que yo lo que hoy necesito decir.
Felix Moratilla
Poema 5
Para que tú me oigas
mis palabras se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.
Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.
Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.
Ellas trepan así por las paredes húmedas.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.
Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.
Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.
Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.
El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban.
Escuchas otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.
Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.
Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.
Pablo Neruda